Durante una entrevista de trabajo te puedes encontrar preguntas de todo tipo: unas más sencillas que otras y algunas, incluso, con trampa o sin sentido. Pero no te dejes engañar, todo está controlado para obtener información concreta sobre ti.
Debes tener cuidado con tus respuestas…no vale cualquiera. Por eso te recomiendo que te entrenes previamente, investigues todo lo que puedas sobre la empresa, proyectes una imagen de seguridad y nunca mientas.
No obstante, aquí te dejamos algunas de las preguntas más frecuentes y cómo deberías responderlas para poder dar lo mejor de ti mism@. ¡¡¡Prepárate para ellas y sé la persona que se quede con el puesto!!!
¿Puedes contarme algo sobre ti?
Es una de las preguntas más importantes. Parece una cuestión inocente para romper el hielo, sin embargo, tiene un objetivo bien pensado por el reclutador: conocer qué tienes que ofrecer, como empleado/a, a la empresa y saber qué tipo de candidat@ eres…Así que, no la subestimes.
No te limites a contar lo que ya pone en tu currículum. Puedes utilizar una estructura temporal como la siguiente:
- Presentarte de forma sencilla, indicando quién eres y a qué te dedicas (presente)
- explicar cómo has llegado hasta aquí gracias a tu formación y a tu experiencia profesional (pasado)
- comentar cuáles son tus motivaciones y adónde te gustaría llegar en tu carrera (futuro)
Concéntrate en hablar de tu ‘yo profesional’. Cómo trabajas, en qué áreas tienes experiencia y por qué puedes ser un elemento valioso para la organización. Y evita alargarte en aspectos irrelevantes para ese puesto de trabajo, reforzando otros que sean interesantes para la oferta.
¿Por qué quieres trabajar aquí?
Con esta pregunta el entrevistador quiere saber cuánto sabes de la empresa y el grado de compromiso que adoptas para conseguir el puesto.
Para Laura Mazzullo, gerente de una empresa de reclutamiento, deberías centrarte en contar cuál ha sido tu carrera profesional hasta el momento y qué puedes aportar a la empresa en la que quieres trabajar según tu experiencia laboral. Es decir, utiliza toda la información que has conseguido de la empresa para demostrar cómo beneficiarías a la empresa y no al revés.
Y por supuesto, no respondas a esta pregunta aludiendo a necesidades económicas o intereses individuales a corto plazo que no demuestren tu fidelidad y tus ganas de crecer en la empresa.
¿Qué harías si mañana te tocara la lotería?
El entrevistador probablemente querrá saber si seguirías trabajando con ellos y tu grado de responsabilidad con el dinero. La respuesta ideal sería que seguirías trabajando en lo que te apasiona y que usarías el dinero para alcanzar tus objetivos (por ejemplo, en cursos o grados de formación).
En otras ocasiones, esa lotería de la que habla la empresa también podría ser la propuesta de otra firma de la competencia, y el entrevistador querrá evaluar tu fidelidad. Ten preparada también una respuesta para esta situación.
¿Cuáles son tus expectativas salariales?
Investiga los salarios que se están pagando en tu sector y, a partir de ahí, establece un rango que no sea demasiado ambicioso pero que tampoco te infravalore. Habla de la cifra más alta obtenida de acuerdo a tu experiencia, aclara que es negociable y dialoga sobre otros beneficios de tu interés como prestaciones, crecimiento, bonos, etc.
También puedes esperar a que la empresa te haga la primera propuesta u optar por trasladar una banda salarial en la que te moverías poniendo en valor tu experiencia y formación, entre otros aspectos, y siempre teniendo en cuenta otros beneficios que la empresa te pueda aportar.
¿Por qué has dejado (o quieres dejar) tu trabajo?
Lo importante aquí es que seas sincer@, pero sin entrar en críticas hacia la anterior empresa. Lo mejor es transmitir que buscas nuevas experiencias y retos, que quieres tener mayores responsabilidades o simplemente que quieres crecer como profesional, en tu sector.
Si has dejado la empresa porque te han despedido, NUNCA mientas porque todo se acaba sabiendo. Debes responder sin esconder nada. Transforma esa situación negativa en una oportunidad de crecimiento explicando lo que has aprendido de ese momento, cómo te ha hecho cambiar, y contando lo que sucedió sin entrar en muchos detalles.
En el caso de que hayas cambiado mucho de trabajo, tendrás que hacerle ver a la empresa que no existe ningún problema y que eres una persona fiel que sabe valorar los recursos y oportunidades que te brindan. Puedes indicar que los cambios de empresa se debieron siempre a grandes mejoras, adquiriendo nuevas experiencias y mayores responsabilidades, pero sin adentrarte demasiado en temas puramente salariales.
¿Dónde te ves dentro de cinco años?
Esta es una pregunta que hace tropezar a muchos candidatos, ya que puede ser difícil de responder. Si tus expectativas son demasiado agresivas, como, “Me gustaría ser gerente”, el entrevistador podría verlo como una amenaza, queriendo su trabajo. Si tu respuesta es demasiado leve, como “espero estar en el mismo tipo de puesto”, puedes ser visto como no motivado o ambicioso.
Una buena respuesta sería aquella que vincule tus planes futuros con tu experiencia pasada y tus puntos fuertes. Usa esto como una oportunidad para hablar sobre por qué estás interesado en ellos. Por ejemplo: “Como se puede ver por mi experiencia, soy alguien que ha tenido la suerte de encontrar buenas compañías para las cuales trabajar, en las que he podido progresar y abordar desafíos continuamente. Espero que mi próximo puesto permita que continúe durante los próximos cinco años”.
Háblame de algún momento en tu vida profesional que hayas cometido un error y cómo lo solucionaste.
Este tipo de preguntas son clásicas en una entrevista de trabajo y están enfocadas en ir más allá de las respuestas formuladas y cuestionar al candidato sobre su manera de reaccionar ante diferentes situaciones. Puede hacer que tropieces si culpas a alguien más o dices que no recuerdas en este instante ningún momento.
Todos nos equivocamos en el trabajo, pero hay quienes tienen la capacidad de abordar su error con inteligencia y buscar una solución. Demuestra que tú eres esa persona. Una buena respuesta incluiría: “Este es el error que cometí, aquí es donde me equivoqué y esto es lo que aprendí como resultado”.
En definitiva, el objetivo es que demuestres con ejemplos qué clase de empleado eres, así que, prepárate de antemano para dar ejemplos concretos de tu vida profesional.
¿Cuál crees que es tu mayor defecto?
Más allá de juzgarte, el entrevistador busca saber el grado de honestidad y conciencia de ti mismo. Le interesan dos aspectos claves de tu persona: tu capacidad para asumir tus errores y tu habilidad para corregirlos. Quiere saber si serás la clase de persona que recibe bien la crítica y se esfuerza por mejorar o, más bien, quien niega el error y se resiste a cambiar de hábitos. Habla de algún punto débil que estés trabajando en mejorar.
Huye de los tópicos “excesivamente perfeccionista, demasiado organizado, incapaz de desconectar del trabajo”…Eso es de manual y todos lo saben; mejor escoge una debilidad en la que hayas estado trabajando.
Te sugiero enfocarte en una habilidad importante para tu carrera, pero no determinante para el puesto. Puedes comentar como afectaba a tu desempeño en un pasado y específica los pasos que has seguido para mejorarla. Por ejemplo: Si te dedicaras a la programación web, podrías decir que tu debilidad es hablar en público. Siempre ha sido una fobia que padece mucha gente y, al mismo tiempo, puede ser una de las áreas en la que se puede mejorar bastante al trabajarla. Sería bueno que aprendieras a desenvolverte con fluidez cuando hablas ante un auditorio, pero no es un punto débil que afecte directamente a tu trabajo (tu trabajo es programar, no organizar eventos). De esta forma serás honesto, pero no pondrás en riesgo el puesto.
En definitiva, hablar de una de las debilidades de menor importancia, siempre que no interfiera en tu capacidad para hacer el trabajo, es la mejor manera de responder a esta pregunta. Y no olvides mencionar cómo has estado trabajando para mejorarla de manera satisfactoria.
¿Por qué crees que eres la persona ideal para este puesto?
El entrevistador te está retando a venderte. Habla de por qué puedes hacer el trabajo, alcanzar metas y adaptarte a la empresa.
No enumeres los logros y méritos que el entrevistador puede encontrar en tu currículum. Una buena respuesta sería reconocer primero que no puedes compararte con los méritos de otros candidatos, porque no los conoces, para continuar hablando de los atributos que tienes que no figuran en tu currículum, como las habilidades blandas que posees y que complementan el perfil solicitado. Puedes elegir dos de tus mejores cualidades en las que creas que sacas ventaja a tus contrincantes al puesto y utilizarlas como razones convincentes para que te contraten.
Procura, también, analizar previamente la oferta de empleo, detectando las competencias y exigencias de la posición más importantes y enfócate en por qué tu experiencia, formación y actitud pueden contribuir a formar parte de ese departamento y esa compañía.
¿Tienes alguna pregunta?
Ésta es una de las preguntas clave en una entrevista laboral que no pueden faltar. El 99% de los reclutadores te la preguntarán. Decir que no es un error. Hacer preguntas demuestra tu interés en el puesto y además puede darte información valiosa sobre la empresa.
Este es el momento en que cambian las tornas. Es una pregunta muy habitual en la entrevista, pero, si no te la hacen, debes tomar tú la iniciativa. Demuestra con unas preguntas concretas tu interés por el puesto, como «¿Cuáles serías mis tareas?» «¿Qué objetivos pretenden conseguir este año?» y preguntas acerca de la entrevista de trabajo para demostrar que hemos prestado atención y realmente tenemos interés en formar parte de su equipo de trabajo.
Fuentes: Business Insider, Welcome to the jungle, Infojobs, Adecco, elcandidatoidóneo.com, Expansión, Cepymenews, Elaboración propia.