Las dinámicas y técnicas en las entrevistas de selección siempre dependerá de variables como el puesto de trabajo al que postulemos o el tipo y filosofía de la empresa. Por otro lado, independientemente de dichos factores, suele ser muy común el uso de preguntas que no sólo se centran en las capacidades y experiencias de los candidatos, sino en la parte “negativa” del perfil: las debilidades y los defectos.
El objetivo de este tipo de estrategia no es sólo poder hacer un balance entre lo que tiene y no tiene el entrevistado, sino conocerle un poco más a fondo y comprobar la capacidad de convencimiento y sugestión a la hora de hablar de uno mismo.
Muchos buscadores de empleo temen estas situaciones, ya que se sienten amenazados ante el hecho de confesar defectos que pueden echar por tierra el proceso de selección pero, ¡tranquil@! existen estrategias que pueden ayudarte a superar el reto.
Busca debilidades “periféricas”
Habla sobre debilidades que no estén directamente relacionadas con el puesto de trabajo. Es decir, si tu trabajo está relacionado con la organización, ya sea de equipos o de tareas, no digas que hasta ahora tenías problemas en este ámbito.
Muestra el lado positivo
A la hora de sacar un defecto, explica siempre la solución que estás llevando a cabo para mejorarlo o el lado bueno del mismo. La falta de experiencia, por ejemplo, puede ir acompañada de «la ganas y la motivación para aprender», la edad avanzada, con «la experiencia y el bagaje profesional». Sé sagaz y busca como darle la vuelta a tu punto negativo.
No caigas en el truco
Olvida el típico “soy demasiado perfeccionista”, está ya muy escuchado y los reclutadores también conocen las típicas respuestas preparadas. Busca algo más personal que diga más de tí y que sea un arma de doble filo (negativo y positivo a la vez): Preferir el trabajo individual al colectivo, ser demasiado exigente o darle muchas vueltas a las decisiones, pueden ser algunos ejemplos.
Relativiza
No seas radical en tus respuestas. Olvida los “siempre hago…” o “nunca digo….” y cámbialos por “a veces…”, “creo que puedo fallar en…”, “En algunas situaciones…». Las debilidades dependen mucho del contexto y del tipo de tareas, así que déjalo claro.
Empatiza
Sé empático. Ponte en el lugar del entrevistador y piensa en cómo valorarías tus propias respuestas. ¿Te convencería? ¿Sería adecuado sacar según qué información?.
Entrena
Prepara tu entrevista: Autoanalízate y adelántate a este tipo de preguntas. Ello te permitirá poder ser natural y honesto en tus respuestas.
Fuentes: Elaboración propia, Noticias Universia.